SHIATSU CONTRA EL ESTRÉS
El estrés se puede definir como una reacción de nuestro organismo, cuando percibimos un desequilibrio entre las tensiones externas recibidas y nuestros recursos vitales disponibles.
Estos estreses externos actúan durante los momentos en los que se requiere un mayor rendimiento psicofísico de la persona.
En medicina, el estrés también se define como cualquier causa capaz de ejercer un estímulo nocivo sobre el organismo, con su acción prolongada, provocando en consecuencia una reacción.
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También se describen factores personales y factores relacionados con situaciones particulares, que influyen en el nivel de estrés y se denominan estresores.
Cuando estos factores estresantes superan el umbral normal, nuestro organismo reacciona produciendo un estado de ansiedad, que mina la adaptación al propio estrés.
A nivel bioquímico, el equilibrio entre neurotransmisores como la gaba, la adrenalina y la noradrenalina y hormonas como el cortisol se altera, lo que muchas veces resulta en una producción deficiente o excesiva, lo que desencadena la nocividad del estrés.
En particular, el cortisol, con razón llamada «hormona del estrés», es responsable de los casos de malestar (estrés nocivo) y de ansiedad y es una sustancia esteroide producida por las glándulas suprarrenales, esencial para numerosos procesos vitales, cuando está presente en niveles normales.
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El término excitación indica la intensidad de la activación psicofisiológica de un organismo. Es una condición temporal del sistema nervioso, en respuesta a un estímulo significativo de intensidad variable, de un estado general de excitación.
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Los síntomas de estrés incluyen trastornos físicos del sistema gastrointestinal, trastornos del sueño, mareos, taquicardia, problemas circulatorios y migrañas.
Además, suelen presentarse trastornos de conducta, como dificultad para concentrarse, olvidos, irritabilidad y nerviosismo, a los que también se suma el pesimismo y la dificultad para afrontar situaciones nuevas.
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A través del toque empático y respetuoso del Shiatsu, el receptor puede pasar una hora vivida enteramente en total armonía consigo mismo, escuchando su parte interior e interactuando con sus recursos vitales internos, hasta alcanzar un equilibrio energético óptimo,que favorece el reequilibrio bioquímico del que ya hemos hablado, en cuanto a la correcta producción de hormonas y neurotransmisores.
En consecuencia, el receptor tiene la posibilidad de recuperar la capacidad de afrontar la vida de una manera más proactiva, optimista, resiliente y con una condición de mayor vitalidad.
La sensibilidad del operador nos permite estimular nuestra energía, comprender nuestras resistencias e identificar nuestros bloqueos emocionales, responsables de la aparición de estos problemas.
Nuestro cuerpo está en profundo contacto energético con los meridianos de la Medicina Tradicional China, sobre los que se concentra la acción del operador, mediante la ejecución de presiones perpendiculares y constantes que relajan profundamente nuestros tejidos, músculos y órganos internos, favoreciendo su reequilibrio.
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Después de un tratamiento de Shiatsu se siente una beneficiosa sensación de relajación en el cuerpo físico y una sensación de ligereza y vitalidad.
Dado que el estado de excitación es diferente de persona a persona, el operador debe actuar de manera diferente de una persona a otra e incluso de un tratamiento a otro para la misma persona, para poder prevenir y tratar con éxito el estrés.
En conclusión, es fundamental realizar un tratamiento personalizado en tiempos y formas, para obtener excelentes resultados en la resolución del exceso de estrés.