Mónica Bianchi
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Los Tres Tesoros: Esencia, Energía y Espíritu (Jing, Qi, Shen)
Durante miles de años, la medicina tradicional china ha enseñado y vivido según la teoría de los “Tres Tesoros”, una filosofía que afirma que existen tres elementos esenciales para sostener la vida humana. Estos elementos son Qi (energía), Shen (espíritu) y Jing (esencia).
Cada división o rama de la medicina china tiene como objetivo regular y nutrir los Tres Tesoros como base para equilibrar la energía en todo el cuerpo. Cuando Qi, Shen y Jing están equilibrados y fuertes, tenemos el nivel más alto de fuerza emocional, mental y física. En este espacio de equilibrio y fuerza, nos volvemos más adaptables, tenemos mayor inmunidad y todos los aspectos de la vida se vuelven más ligeros. Jing, que se traduce como «esencia», es el aspecto más fundamental de nuestra energía. Jing es la base de los otros dos elementos. Nuestro Jing se hereda de nuestros padres y nos guía a medida que nos desarrollamos, crecemos y nos reproducimos. Para fortalecer nuestro Jing, debemos prestar atención a los alimentos que comemos. La medicina china considera al Jing como nuestro combustible de reserva y banco de energía: cuando nuestro Qi es bajo, confiamos en el Jing para salir adelante. El Jing se agota cuando trabajamos demasiado, usamos estimulantes o tenemos una enfermedad crónica.
Piense en Jing como una fuente de energía que es el combustible para toda su vida, es difícil de restaurar y es fundamental para nuestro bienestar general.
Qi, que se traduce como «energía», es nuestra función y salud diarias. Los componentes clave para un Qi equilibrado son el aire sencillo y limpio y los alimentos nutritivos. Nuestro Qi prospera y estamos llenos de energía diaria cuando nuestros sistemas digestivo y respiratorio están fuertes. Piense en el Qi como una energía que fluye suavemente. La falta de fluidez provoca dolor físico, cambios de humor y confusión mental. El bloqueo de Qi más común es el estrés diario. ¡Por último, pero no menos importante, Shen! Shen se traduce como «espíritu»; Nuestro Shen está hecho de emociones, inteligencia, forma de pensar y espiritualidad. La energìa espiritual nos conecta con el universo y actúa como un ancla para el cuerpo. Cuando nuestro Shen es fuerte, nos sentimos en paz y nuestra sabiduría brilla. Por otro lado, un Shen débil proporciona una plataforma para la ansiedad, la depresión, la distracción y otras condiciones mentales y emocionales graves. Podemos fortalecer nuestro Shen cultivando relaciones y valorando cosas como el crecimiento, el amor y la tolerancia. Un Shen fuerte nos da un propósito y nos guía en la búsqueda de nuestro destino.
En los tiempos modernos, seguir la teoría de los Tres Tesoros es una excelente manera de evaluarse y vivir su mejor vida.
Mónica Bianchi
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Verano y alegría
Para recordar… La alegría es la emoción del Corazón, de hecho: en verano estás más inclinado a ser feliz, duermes menos sin sufrir y vives plenamente todas las experiencias que vienen, con una sonrisa. El verano es el despertar del Emperador, quien en la Medicina China identifica el meridiano energético del Corazón.
En junio, el Corazón prepara el cuerpo para afrontar el verano: en este mes se encienden los motores de la sudoración, tan importante para mantener la homeostasis del cuerpo durante las horas más calurosas del día. Se dice: el sudor es el líquido del Corazón
El Corazón es el asiento del Shen, palabra que puede traducirse como espíritu. En el mes de junio se libera este cuerpo energético propio de cada individuo, sentando las bases para absorber la vida con más entusiasmo durante los meses de verano.
La personalidad se sitúa en el Corazón y el endurecimiento de este conduce a los famosos ataques de pánico, en los que el Corazón suele verse implicado con un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial. Esto también se debe a la sensación de pérdida de control, que vacía completamente la energía del Hígado y hace que un exceso de energía fluya hacia el Corazón. En junio hay que empezar a prestar atención al calor excesivo. Quienes padecen enfermedades cardíacas o tienen problemas en el sistema circulatorio deberán sentar unas bases sólidas en este mes para afrontar mejor la próxima temporada de verano. Así que es bueno:
establecer una rutina clara y sostenible para hidratarse lo suficiente;
empezar a evitar el sol durante las horas más calurosas, observando el efecto que tiene en tu organismo; come más frutas y verduras, que contienen agua y fibra, que nutren sin sobrecargar la digestión; reduce el consumo de grasas y alimentos pesados; de la temporada que, naturalmente, exige acostarse un poco más tarde y levantarse un poco más temprano de lo habitual.